Los que hemos visto y escuchado transmisiones de futbol en los últimos 40 años, nos atrevemos a opinar casi con certeza: "que el fútbol no esta distante de la estetica y del arte. Para expertos en la materia, periodistas duchos en el oficio, locutores que han estado mas de la mitad de sus vidas detrás de un micrófono en los estadios del mundo, narrando encuentros de fútbol, Son los referentes de ese verbo exquisito, de aroma y gusto al paladar futbolistico. Esos que han sido maestros del buen lenguaje en las narraciones; los de la pluma sutil y poética: en la radio y Diarios de todo el planeta. Hoy, la mayoría degustan el desarrollo de la televisión, siguen ahí, con los mismos hábitos de narrar, comentar, y escribir con todo "el romanticismo que brota del pasto verde en las canchas de fútbol". _ He aquí algunos responsables de las cuartillas en referencia
Silencio, habla sir Bobby Publicado el 07 de Septiembre de 2008 "La televisión estaba en los palotes, pero en las borrosas imágenes del Mundial 62 sobresalía, nítido, un zurdo brillante, de lujoso desplazamiento, punzante y con temible remate... de derecha. A la carrera, le daba fuerte y colocado. Era Bobby Charlton. Le hizo un golazo a Argentina, cuyos jugadores semejaban percherones aprontando con un purasangre: iban varios cuerpos detrás". Jorge Barraza
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El césped. Desde la tribuna es un tapete verde. Liso, regular, aterciopelado, estimulante. Desde la tribuna quizá crean que, con semejante alfombra, es imposible errar un gol y mucho menos errar un pase. Los jugadores corren como sobre patines o como figuras de ballet. Quien es derrumbado cae seguramente sobre un colchón de plumas, y si se toma, doliéndose, un tobillo, es porque el gesto forma parte de una pantomima mayor. Además, cobran mucho dinero simplemente por divertirse, por abrazarse y treparse unos sobre otros cuando el que queda bajo ese sudoroso conglomerado hizo el gol decisivo. O no decisivo, es lo mismo. _" En las canchas de Buenos Aires y de Montevideo, nacía un estilo. Una manera propia de jugar al fútbol iba abriéndose paso, mientras una manera propia de bailar se afirmaba en los patios milongueros. Los bailarines dibujaban filigranas, floreándose en una sola baldosa y los futbolistas inventaban su propio lenguaje en el minúsculo espacio donde la pelota no era pateada sino retenida y poseída, como si los pies fueran manos trenzando el cuero. Y en los pies de los primeros virtuosos criollos, nació el toque: la pelota tocada como si fuera guitarra, fuente de música". _ "Con la misma vestimenta de aquella primera vez, se hizo famosa, a lo largo del tiempo la estampa de Zamora. El era el panico de los delanteros. Si lo miraban estaban pearcordidos: con Zamora en el arco, el arco se encogia y los palos se alejaban hasta perderse de vista". "El futbol a Sol y Sombra" Eduardo Galeano
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El césped. Desde la tribuna es un tapete verde. Liso, regular, aterciopelado, estimulante. Desde la tribuna quizá crean que, con semejante alfombra, es imposible errar un gol y mucho menos errar un pase. Los jugadores corren como sobre patines o como figuras de ballet. Quien es derrumbado cae seguramente sobre un colchón de plumas, y si se toma, doliéndose, un tobillo, es porque el gesto forma parte de una pantomima mayor. Además, cobran mucho dinero simplemente por divertirse, por abrazarse y treparse unos sobre otros cuando el que queda bajo ese sudoroso conglomerado hizo el gol decisivo. O no decisivo, es lo mismo.
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